El jardín y la reflexión filosófica
Hay muchos filósofos en la actualidad que reflexionan acerca del jardín en términos muy diversos. La realidad es que desde los enfoques de la estética (para entendernos, la filosofía del arte) hasta los enfoques de la psicología cognitiva (para entendernos, la psicología de la percepción) caben multitud de visiones filosóficas acerca de este antiquísimo fenómeno que es el jardín.
Muchos filósofos ya apuntaron en sus obras algunas reflexiones (por ejemplo, Bacon, Kant, Burke o Goethe, por citar unos pocos) y sobre ellos volveremos en otra ocasión. Me interesa ahora destacar a dos de ellos, contemporáneos: Rosario Assunto y su discípulo Massimo Venturi Ferriolo.
Rosario Assunto (1915-1994) basó toda su reflexión sobre el jardín en su concepto de la estética no como simple filosofía del arte (de lo bello) sino como idea motriz y piedra angular de un modo de vivir y de pensar. Sus enfoques son, seguramente, elitistas, por cuanto no admite la idea de que los parques actuales sean, en modo alguno, "jardines", en su sentido más puro y sublime. Es interesante su relación con la filosofía kantiana, por un lado, y la filosofía de Dilthey, por otro, lo que en un cierto sentido le acerca a Ortega. Son esenciales sus reflexiones sobre la época del paisajismo, junto con su irritante e interesantísima a partes iguales Ontología y teleología del jardín (Tecnos, 1991). Interesantísima y yo diría que fundacional: su autor es uno de los pioneros del siglo XX en la relación del jardín con la filosofía. Irritante porque, me parece, emplea una terminología carente de rigor y da de lado el imprescindible estudio histórico del jardín para sistematizar una teoría que permita entenderlo. En cualquier caso, de lectura obligada.
Massimo Venturi Ferriolo (1951) aprendió de su maestro, pero su línea es mucho más historicista y hegeliana. Ha escrito una obra fundamental, Giardino e filosofia (1992), y es un pensador habitual en reuniones jardineras, al menos en aquellas en las que se reflexiona sobre la idea de jardín y no simplemente sobre jardines concretos. La suya es una actividad reivindicadora del clasicismo en el paisaje, de las grandes corrientes románticas e idealistas alemanas como motoras de un cierto paisajismo y de la cultura del libre pensamiento en el desarrollo estético del jardín. Hay que conocer bien sus estudios sobre Goethe, Rousseau y la antigüedad clásica (es modélico su acercamiento al Sócrates platónico) para entender que es uno de los grandes "a cuyos hombros habremos de subirnos" para seguir avanzando en la apasionante tarea de relacionar jardín y filosofía.
Hay más autores y obras e irán apareciendo por aquí. En esta reconversión (espero que definitiva) de la bitácora iré introduciendo mis lecturas y algunas ideas complementarias sobre textos y autores que son de primordial importancia para nuestro estudio.
Muchos filósofos ya apuntaron en sus obras algunas reflexiones (por ejemplo, Bacon, Kant, Burke o Goethe, por citar unos pocos) y sobre ellos volveremos en otra ocasión. Me interesa ahora destacar a dos de ellos, contemporáneos: Rosario Assunto y su discípulo Massimo Venturi Ferriolo.
Rosario Assunto (1915-1994) basó toda su reflexión sobre el jardín en su concepto de la estética no como simple filosofía del arte (de lo bello) sino como idea motriz y piedra angular de un modo de vivir y de pensar. Sus enfoques son, seguramente, elitistas, por cuanto no admite la idea de que los parques actuales sean, en modo alguno, "jardines", en su sentido más puro y sublime. Es interesante su relación con la filosofía kantiana, por un lado, y la filosofía de Dilthey, por otro, lo que en un cierto sentido le acerca a Ortega. Son esenciales sus reflexiones sobre la época del paisajismo, junto con su irritante e interesantísima a partes iguales Ontología y teleología del jardín (Tecnos, 1991). Interesantísima y yo diría que fundacional: su autor es uno de los pioneros del siglo XX en la relación del jardín con la filosofía. Irritante porque, me parece, emplea una terminología carente de rigor y da de lado el imprescindible estudio histórico del jardín para sistematizar una teoría que permita entenderlo. En cualquier caso, de lectura obligada.
Massimo Venturi Ferriolo (1951) aprendió de su maestro, pero su línea es mucho más historicista y hegeliana. Ha escrito una obra fundamental, Giardino e filosofia (1992), y es un pensador habitual en reuniones jardineras, al menos en aquellas en las que se reflexiona sobre la idea de jardín y no simplemente sobre jardines concretos. La suya es una actividad reivindicadora del clasicismo en el paisaje, de las grandes corrientes románticas e idealistas alemanas como motoras de un cierto paisajismo y de la cultura del libre pensamiento en el desarrollo estético del jardín. Hay que conocer bien sus estudios sobre Goethe, Rousseau y la antigüedad clásica (es modélico su acercamiento al Sócrates platónico) para entender que es uno de los grandes "a cuyos hombros habremos de subirnos" para seguir avanzando en la apasionante tarea de relacionar jardín y filosofía.
Hay más autores y obras e irán apareciendo por aquí. En esta reconversión (espero que definitiva) de la bitácora iré introduciendo mis lecturas y algunas ideas complementarias sobre textos y autores que son de primordial importancia para nuestro estudio.
3 comentarios:
Me interesa mucho este tema. Te seguiré leyendo. Un saludo
Pues gracias por pasar. Espero tus comentarios. Un saludo cordial.
El jardín hogareño es la introducción de un retazo de naturaleza dentro de nuestra casa. Si vivimos en un medio urbano, tal contacto con los entes naturales, progresivamente se va perdiendo. Consiguientemente nos distanciamos de "lo que da que pensar"...Por ello es más que pertinente considerar al jardín como promotor de la reflexión filosófica. La naturaleza nos muestra al "ente en su totalidad", más que la urbe porque ésta, por ser un medio artificial, nos desconecta de lo que es genérico, universal y activador en sentido estrictamente humano. Pensemos en los paisajes desiertos y en las pinturas "metafísicas", y las veremos plenas de elementos naturales y desprovistas de lo humano como ente artificial. De Chirico, por ejemplo.
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